sábado, 2 de febrero de 2013

Lionel Messi ¿auténtico Mesías?



Por: Andy Luis Leal Cerdá

La posmodernidad marca nuestras vidas. Tras la caída de muchos paradigmas el hombre se ha encomendado una y otra vez a su salvador a través de distintas religiones. El fútbol es una de ellas como lo definió Eduardo Galeano.

Han ascendido santos para luego caer de sus altares. Primero fue Pelé en Brasil, pero el mercado lo destruyó. Luego surgió Maradona, revolucionario y defensor de los oprimidos, luego drogadicto amigo de la mafia napolitana. Llegó el turno de Ronaldinho y este sucumbió ante las insaciables ganas de samba y alcohol.


Esta semana cayó el último Dios del fútbol. Según han publicado varios medios españoles, el cuatro veces Balón de Oro se fue a buscar a Álvaro Arbeloa al párking del Bernabéu tras el partido. Messi llegó a insultar al lateral madridista -le llamó "bobo", entre otras muchas cosas-, quien se quedó literalmente de piedra. Su mujer, Carlota -que se encuentra en estado de gestación-, que estaba junto al internacional español, tampoco daba crédito. "¿A este qué le pasa?", preguntó a su marido, según testigos presenciales. Un empleado del Barça tuvo que acudir para llevarse a Messi al autocar junto al resto de la expedición azulgrana.

Pudiera ser una reacción normal de un futbolista que se calienta en el campo. ¿A usted no le ha pasado jugando incluso en su barrio? Lo cierto es que lejos de las polémicas y las riñas de otros Clásicos, el de Copa de este miércoles sobresalió por la caballerosidad, la elegancia y el respeto que se profesaron casi todos los jugadores de Real Madrid y Barcelona sobre el césped, (siempre con algún detalle pasado por pimienta).

Bueno, al menos eso pensábamos todos cuando Clos Gómez pitó el final del partido. Esta vez el que envenenó el ambiente, contrario a lo que usted pueda creer, no fue ni Mourinho, ni Rui Faria, ni Pepe, ni Sergio Ramos. Fue “Lio Messi”.

Y mientras tanto, La Sexta TV y la cadena COPE aseguran que el ‘10’ blaugrana también agredió verbalmente a  Aitor Karanka, al que le espetó un “…cállate, que tú eres el muñeco de Mourinho”.

Dos acciones que dejan muy mal parado a Messi. Sobre todo por el hecho de ir a buscar a Arbeloa dentro del propio parking y no respetar ni la presencia de su mujer para llamarle “bobo”. Parece que las palabras no le salen delante de las cámaras (Gala del Balón de Oro) pero lejos de los focos se comporta con una actitud rastrera, barriobajera, y a todas luces despreciable, indigna de un hombre que representa a un club grande con más de 100 años de historia.

Igual de lamentables fueron otras acciones en Clásicos previos, y no importan los colores cuando se trata de respeto y educación. Ahora, en ese apartado, Messi no anduvo para nada bien.

Ya he escuchado comentarios como: “… aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Ahora he entendido que a Messi le han querido envolver con mucha seda, desde su propio club y los grandes medios de comunicación masiva con intereses de mercado.

Debajo de semejante envoltorio sólo hay un futbolista. Un excelentísimo futbolista, sí, pero una persona al fin y al cabo, como el resto, como Cristiano, Falcao o el Toro Linares. Lo dejó demostrado el pasado miércoles con semejante patinazo. No era el primero de todas formas, aunque algunos trataran de minimizarlos, vendiéndonos la imagen de chico pobre embajador de la UNICEF.

Que tenga buenos sentimientos, claro, todos los tenemos, pero no es un Mesías o un Angel. Que se lo digan a los del Espanyol que les marcó un gol con la mano, al señor del Bernabéu que le reventó la nariz de un balonazo y ni siquiera pidió disculpas, o a Villa, Cuenca y Tello con quienes ha tenido sonadas broncas por no pasarle el balón. Y a saber lo que no habrá trascendido…


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