Por: Carlos Durán de la Cruz
Nunca he sido de los más adelantados cuando de
“romper el hielo” se trata. Pero como toda regla tiene su excepción ahora dedico unas líneas a un tema
supuestamente fuera de temporada, como este calor que nos ha robado nuestro
cachito de invierno.
A mero título
personal pretendo reflejar mi visión sobre el calendario de la Serie Nacional.
Tal vez “lloviendo sobre mojado”, pero
este terreno, sin discusión, traga mucha agua todavía. (Mi propuesta de
renovación del campeonato va incluida)
Se me despertó la
cosquillita cuando en el programa Al
duro y sin guante, acontecido el pasado lunes en Tele Rebelde, le dedicaron unos escasos minutos, pues no es el tema
que está en el boom. Voces especializadas y de experiencia, se dieron cita en
dicho espacio.
Representantes de
medios como el semanario Trabajadores, Radio COCO, Televisión Cubana y Radio
Rebelde se dieron cita para hablar de beisbol, de muchos poquitos, emitidos por
profesionales a los que respeto muchísimo. Acerca del tema que propongo en
cuestión, solo se dieron criterios de apoyo, o de, tal vez, algún cambio con
unos juegos más pero retornando a la clasificación por zonas, ¿Acaso se concibe
la involución?
Por mi parte me
lanzo de kamikaze a las fauces de todos plasmando mi percepción de cómo
pudieran organizarse nuestros clásicos beisboleros… (Evidentemente una labor
inconclusa).
Los que seguimos
el béisbol en Cuba, conocemos perfectamente como se estructura el “sencillo”
calendario de esta 52 Serie Nacional. No me convence nada, a excepción de una verdadera
clasificación todos contra todos.
Aborrezco los 45
juegos, empezando por la dispareja programación de las subseries. Me refiero a
que la mitad de los conjuntos juega ocho subseries como local y el resto solo
siete. Si 90 son muchos, 45 solo aportan
más presión.
No me convence la
segunda fase con sus sobresaturados de comentario “cinco refuerzos”.
Evidentemente se pierde mucho en esta estructura, tema que merece un próximo
comentario. Para no dar más vueltas al trompo voy directo al “pollo del arroz
con pollo”.
Mi propuesta
consiste en concebir una mayor cantidad de juegos pues, con el actual formato,
los jugadores no clasificados solo realizan 45 partidos, (como máximo), en el
más alto nivel nacional. Y aunque algunas “voces de peso” dicen que es
imposible, me resulta ideal un campeonato de 60 partidos.
Ahora explico:
Esa cantidad de enfrentamientos otorga la posibilidad de volver a disfrutar de
subseries de ida y vuelta a cada provincia. Lo que en mi visión los topes
serían de solo dos encuentros.
No me recrimine
todavía… La concepción sumaría realizar cuatro enfrentamientos consecutivos
(dos subseries), en que el traslado fluya hacia provincias vecinas. Así, se da un descanso adecuado y evitamos esos viajes absurdos en que en
menos de cuatro topes se viajan miles de kilómetros hacia distantes geografías
cubanas.
Y cuatro juegos seguidos no agotan, recuerden los seis que se efectuaban
pocos años atrás. Además, cumpliendo la cercanía de viaje, en pos de la lógica
de descanso y rescatando los juegos nocturnos, da la oportunidad de que al
menos cuatro rivales que se enfrentarán compitan bajo las luces de los
estadios.
Por ejemplo, Si Villa Clara enfrenta a Mayabeque y Sancti Spíritus
enfrenta a Matanzas, pueden intercambiarse los rivales, (rescatando aquello de
las parejas de calendario). Claro está, lleva consigo un pormenorizado estudio
para la organización de todo el calendario, especialistas para ello existen.
Todos tenemos,
nuestros criterios y yo desde esta humilde tribuna lanzo mi granito de arena a
la playa. Se dice que todos los cubanos llevamos dentro un director de equipo,
yo le añado el sentirnos pitchers, bateadores, coaches, entrenadores, árbitros
y hasta comisionados.
Respetando esa
tradicional y atrevida conciencia deportiva del cubano, “mi bola pica y se
extiende”. O sea, no me quedo en la Serie Nacional ni en la necesaria y
perfectible Liga de Desarrollo.
Tras los 60 partidos y los respectivos y
populares play off, me encantaría un
escalón más alto. Una Serie Élite (tan necesaria) que supere a las Selectivas y
Súper Ligas de antaño.
Esencial para ese propósito es el estricto
respeto a la representatividad geográfica, único criterio perdurable con el
cual los amante del béisbol podamos identificarnos, no a un nombre (como en el
profesionalismo), sino a una pequeña patria deportiva que nos encadene la
pasión beisbolera. Un elemento, de muchos que hacen falta al béisbol de la
Mayor de las Antillas, al cual aferrarnos para llenar estadios y dejar
gargantas roncas.
Dos caminos pudieran tomarse. El primero
respondiendo a la estructura de la Serie Nacional, pues por simple matemática y
en honor a lo “equitativo”, el resultado nos lleva a pensar en cuatro equipos.
Otro criterio es el de recurrir a la
demografía y organizar los equipos por
la densidad poblacional de las regiones de nuestra Cuba. Por ese camino
considero ideal organizar seis equipos. A fin de cuenta las fuerzas en el
béisbol varían y el que hoy es débil mañana puede ser fuerte.
Cualquiera de las dos opciones nos da
posibilidades de un mínimo de 18 encuentros (en el periodo de clasificación) y
un máximo de 30 topes. Siempre tratando de visitar los estadios cabeceras de
cada provincia perteneciente al equipo zonal, en pos de llevarle alto nivel a
la mayor cantidad de personas posible.
El propósito es concentrar fuerza, crear un
mayor espectáculo, incitar a la superación de los involucrados al enfrentar un
nivel elevado en juego, otorgar otra razón que inspire a superarse a los
atletas. Y para dar el último toque, en pos del reconocimiento y la necesaria
apertura al mundo, el campeón de esta Serie Élite pudiera insertarse en la
Serie del Caribe…
He aquí mi Frankestein de regalo, ahora usted
maquíllelo a su gusto si así lo prefiere…
Carlos,
ResponderEliminarla que propones es una buena variante y como todas tiene sus pros y sus contras, yo me inclino por concentrarnos en una serie con ocho equipos conformados por parejas de provincias vecinas, con esto pretendo que se mantenga el apego territorial y se concentre la calidad pues estas son las dos "variables en pugna". No creo que demore mucho que los habitantes de Guantánamo y Santiago de Cuba hagan suyo un equipo Serranos, así mismo tendríamos un Mineros (Holguín-Granma), Ganaderos (Las Tunas-Camaguey), Granjeros (Ciego de Ávila-Santi Spíritus), Azucareros (Cienfuegos-Villa Clara); Henequeneros (Matanzas-Mayabeque), Industriales (Habana-Artemisa) y Vegueros (Pinar del Río-Isla de la Juventud). Por supuesto que los nombres pueden ser otros pero este esquema creo que concilia esas dos variables que te mencioné,
saludos, cmario.