Por:
Alfredo García Pimentel
¿Habrá espectáculo en la Segunda División? |
Como
todo experimento, la Segunda División
de la pelota cubana pasa ahora por una fase de prueba y error. Varios
seguidores y muchos detractores tiene ya esta nonata liga, que engrosan los 8
conjuntos no clasificados para la etapa post-Clásico de nuestro espectáculo
mayor.
Nadie
puede negar que tanto los que apoyan su celebración como los que la creen una
falacia, una caricatura de Liga de Desarrollo, guardan su dosis de razón. El
evento, de nombre más futbolístico que beisbolero, constituirá no más que una
especie de aliciente para las provincias fuera de concurso, algo así como un
premio de consolación.
¿Qué
tiene de positivo? Bueno, habrá béisbol otros dos meses en los citados
estadios; jugarán 24 partidos y play off los peloteros de esos territorios y
podría ser el momento de darle juego, ya superado el stress de la
clasificación, a varias figuras jóvenes y prometedoras de cada equipo.
No
obstante, este experimento tiene demasiados defectos como para dejarlos pasar. Por
ejemplo, más allá de su ansia de jugar béisbol, no habrá mucha motivación para
los peloteros. Menos recursos de alimentación, transporte y alojamiento le
cortan las alas a cualquiera.
Muchos
equipos comenzarán cuesta arriba, pues se arrastran los resultados de la
primera fase; tanto jugar y jugar… y los play off solo decidirán el ocupante de
la novena plaza de la
Serie. Eso, sin contar que los mejores jugadores de cada
conjunto ya no estarán en plantilla, pues se encuentran reforzando a los 8
mejores.
Las
Tunas parte como puntero antes de los restantes 24 partidos clasificatorios.
Sin embargo, sus 5 lanzadores de cabecera no vestirán el uniforme de Los
Leñadores, un hecho que, sin duda, pasará factura a los del Balcón del Oriente.
Y
así ocurre con el resto de los seleccionados. Artemisa perdió a sus mejores
bateadores y a su staff de serpentineros casi completo, al igual que su hermano
territorio de Mayabeque. Camagüey no tendrá a sus mejores relevistas y a 4 de
sus regulares en los jardines, el infield y la receptoría; Santiago de Cuba no
contará con 3 lanzadores, ni su tanda descansará ya sobre los batazos de Bell y
Edilse o los extrabases de Maikel Castellanos.
Por
si esto fuera poco, Granma carecerá de sus toleteros mayores y Holguín tendrá
que hacer malabares para rotar con éxito a sus pitchers, ahora sin Raymar
Navarro y Pablo Millán Fernández. Guantánamo estará menos afectado, con solo 3
peloteros cedidos.
Así,
la Serie de
Segunda División será, más que una consolación para seguir jugando pelota, un
castigo por no haber clasificado. Lo será para managers y peloteros y, quién
sabe, si hasta para la afición.
Si
vamos a experimentar con nuestro pasatiempo nacional deberíamos hacerlo con más
luz larga, con menos dependencia de la celebración del Clásico y con el
objetivo supremo de asentar una fórmula, de que el ensayo se convierta en
tradición y sea, en lo posible, aceptado por todos.
Si
vamos a tener una Primera y una Segunda división en las Series Nacionales de
pelota, entonces que cada una juegue su papel. Ambas necesitan un borrón y
cuenta nueva en los balances de ganados y perdidos de cada conjunto. La Primera requerirá, como
ahora, de clasificación previa; la
Segunda deberá existir para que quien la juegue tenga el
objetivo de mejorar de categoría. Los últimos de la Primera descienden, suben
los ganadores de la Segunda…
para eso existen dos divisiones.
Por
lo pronto, el próximo 23 de febrero comenzará este nuevo experimento. Para el
inicio, están pactados los duelos Artemisa-Camagüey, Holguín-Mayabeque,
Santiago de Cuba-Las Tunas y Guantánamo-Granma.
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