Por: Andy Luis Leal
El Bayern de Múnich y el F.C. Oporto jugaron con la grandeza de su escudo
ante rivales complicados en los que parecían los choques más igualados de esta
semana en los octavos de final de la UEFA Champions League.
Bayern hizo pesar su
historial de 4 títulos en la máxima competición continental sobre un Arsenal
timorato que nunca ha podido triunfar en Europa, asignatura pendiente de Arsene
Wegner. Por su parte los dragones de Portugal sacaron la experiencia de 2
Champions, la última en 2004 con Jose Mourinho, para vencer a un debutante como
el Málaga con demasiado miedo escénico.
Los alemanes del Bayern Múnich
aplicaron un fútbol metódico en Londres para anular al Arsenal y llevarse del
Emirates un 1-3 que deja casi cerrada a su favor la eliminatoria de octavos de
final de la UEFA
Champions League.
En un campo que olía a la pólvora de los cañoneros locales, quedó claro
desde el primer minuto que el Bayern llegaba a Londres dispuesto a hacer valer
su estilo bélico, mientras que la tarea del Arsenal iba a ser tratar de colarse
por los espacios que dejara libres la rígida formación de los de JuppHeynckes,
gracias a las bajas de Boateng y Badstuber, sustituidos por Van Buyten.
El punto débil de los tanques teutones lo encontraron enseguida los locales
por la banda derecha, donde el lateral austríaco David Alaba sufría al español
Santi Cazorla y el inglés TheoWalcott, que desbordaban a su placer para buscar el centro.
El Arsenal se mostraba explosivo y desquiciaba a la defensa visitante con
arranques de estos genios, pero los alemanes funcionaban como una máquina de
relojería y sólo dejaron correr siete minutos antes de apaciguar a la hinchada
del Emirates Stadium con su primer gol.
Müller se hizo con el balón tras una recuperación y recorrió sin oposición
la banda derecha para lanzar un centro que el defensa belga Thomas Vermaelen no
pudo más que rozar con la punta de la bota y que Kroos acabó rematando a la red
con una volea espectacular.
La presión del Bayern y la incapacidad de los ingleses para sobreponerse a
un tanto temprano con el que no contaban hacían presagiar un segundo jarro de
agua fría que heló al público de Londres en el minuto 21.
Ni el portero polaco Wojciech Szczesny ni el central francés Laurent
Koscielny acertaron a despejar un balón de la línea de gol a la salida de un
córner, y Müller, el más listo de todos aprovechó la ocasión para empujarlo al
fondo de la portería.
En tan solo veinte minutos, los Gunners habían pasado de la inspiración a
la desesperación, y el árbitro noruego SveinOddvar tuvo que hacer uso de las tarjetas para
mantener controlado el encuentro ante el juego duro que practicaban los
ingleses por momentos y que los visitantes no dudaban en responder.
Wenger, con 16 años de experiencia al frente del banquillo del Arsenal,
convenció a los suyos en el descanso de que los bávaros no son invencibles,
gracias al ejemplo de sus vecinos del Chelsea en la pasada final. Apenas
comenzar la segunda parte, los ingleses encontraron por fin una grieta en la
defensa visitante, a la salida de un córner. El portero Neuer, de pésimo
partido salió a hacer el pato y Podolski (exjugador del Bayern) fiel a la Ley del Ex devolvió los ánimos
a los seguidores ingleses que hace ocho años que no ven levantar un título a su
equipo.
El tanto inspiró a un Arsenal que comenzó a preocupar, ahora sí, a Neuer
con varias llegadas, pero el Bayern supo rematar el partido en su peor momento.
A diez minutos para el final, con el público entregado a una posible remontada
del Arsenal, el defensa francés Bacary Sagna y el arquero Szczesny no se
entendieron para despejar un balón que tocó Mandzukic antes de entrar, por
tercera vez, en la portería gunner. El croata demostró su estado de gracia y
dejó sentenciada la eliminatoria, pues el Bayern nunca ha sido remontado con
esa diferencia en Múnich.
El otro choque que a priori parecía más parejo terminó con un dominio
abrumador del Oporto sobre el Málaga en Do Dragao. Aunque el resultado de 1-0
deja abierta una ventana de esperanza a los españoles. La presión de debutar en
los octavos de Champions atenazó al once de Pellegrini.
El gol de Moutinho premió la tenacidad del equipo
portugués, más pujante en todas las vertientes del encuentro que el tímido
Málaga, que empañó en el estadio Do Dragao su inmaculada actuación en la
presente edición de la
UEFA Champions League. El intenso dominio blanquiazul mantuvo
siempre en alerta a la retaguardia del equipo español. Los contenciones Iturra y
Toulalan tuvieron un trabajo extraordinario para contrarrestar al centro del
campo local.
Liderados por el dinamismo del internacional portugués Joao Moutinho y la
presión del brasileño Fernando, los locales acorralaron por momentos al Málaga,
en el que Joaquín e Isco apenas entraron en contacto con el balón.
En el segundo tiempo el lateral brasileño Sandro, un portento físico y
técnico, se disfrazó de medio creativo y colocó un pase que Moutinho aprovechó
en claro offside para rematar a gol al
primer toque y fusilar a Willy Caballero.
Con ventaja en el marcador, Vítor Pereira dio minutos al colombiano James
Rodríguez, recientemente recuperado de una lesión. "El niño
maravilla" irrumpió enseguida con una acción individual que acabó en un
disparo ajustado al poste. A pesar del gol recibido, el Málaga continuó
arrinconado sin poder mostrar un de sus principales señas de identidad: la
posesión del balón.
Tanto fue el miedo del Málaga y la superioridad del Oporto,
que el conjunto español terminó el partido sin una ocasión de gol. La vuelta se
jugará dentro de tres semanas en La
Rosaleda donde la afición malagueña debe surtir efecto sobre
unos dragones dispuesto a reeditar viejas glorias.
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