Boateng fue una bujía |
Por: Andy Luis Leal Cerdá
Con goles de los
internacionales ghaneses Kevin Prince Boateng y Sulley Alí Muntari el A.C.
Milán derrotó 2-0 como local al favorito F.C. Barcelona en el encuentro de ida
de los octavos de final de la
UEFA Champions League disputado en el estadio Giuseppe
Meazza.
Lo dieron por muerto
antes de entrar a la cancha y nunca se debe menospreciar tanta historia. Eso lo
aprendió el Barcelona de Jordi Roura este miércoles en San Siro, donde el Milán
le bajó los humos a Messi y compañía. La Liga de Campeones es mágica gracias a noches como
esta y no importa nada más que la leyenda cuando llegan duelos tan
definitorios. Y aunque duela reconocerlo el Milán es superior en casta y
grandes al BARÇA en la máxima competición de clubes.
Lo que muchos
olvidaron antes del partido, o no quisieron recordar, es que “Il Diávolo” es el
club con más títulos internacionales (18, por 15 el Real Madrid) y es el virrey
de Europa con 7 Champions.
Gran parte de esas
glorias olvidadas salió a relucir sobre el césped con una presión asfixiante
sobre la salida de balón azulgrana por parte de los mediocentros. Ambrosini fue
el capitán de aquellos gloriosos años y pareció encontrar la fuente de la
eterna juventud durante 90 minutos para borrar a Fábregas, desaparecido en
combate. Le sustituyó Alexis Sánchez de nefasta segunda mitad y a quien los
días en Can BARÇA le parecen contados.
Montolivo se vistió
de Pirlo y cuajó una labor consagratoria como el “trecuartista” que tanto
espera la afición italiana. Marcó los tiempos del partido y participó en todas
las acciones de gol.
Muntari fue el clon
de aquel portentoso guerrero que enamoró a Mourinho en el Inter y aún mejor
(culminó su actuación marcando el segundo gol). Messi fue una sombra de sí
mismo y en parte gracias a este Hades negro que surgió de los infiernos de San
Siro para llevarse al inframundo el alma del argentino que vagó como un
fantasma sobre el césped.
Del Barcelona solo
tuvimos noticias en la segunda parte con un disparo cruzado desde la frontal
del área de Andrés Iniesta que se marchó fuera por poco. Como nos tiene
acostumbrado el manchego asistió a la gran cita, pero esta vez la orquesta no
le acompañó. Con Messi en el limbo, Pedro ausente, Xavi nulo y Villa en el
banquillo fue fácil la tarea para la maltrecha defensa milanista. Abbiati fue
un mero espectador.
Se respiraba un
ambiente mágico, más bien diabólico, cuando a la salida de un tiro libre “el
príncipe” Boateng recogió un balón rebotado en la mano de Muntari para batir a
Valdés. Perfecto el colegiado al considerar involuntaria la mano del atacante.
A partir de ahí el
BARÇA siguió a lo suyo, tocar, tocar, tocar, tocar…hasta el aburrimiento y lo
peor sucedió. El fantasma de Weah, único Balón de Oro africano, sobrevoló San
Siro y el juvenil Niang desbordó al incalificable Jordi Alba, quebró el cuerpo
y la fe de Puyol y encontró al “faraone” El Sharaawy que en su minuto de
lucidez abrió hacia la llegada de Muntari que clavó la daga envenenada que
desangrará al Barcelona las próximas tres semanas.
Los culés jugaron el
peor partido que se les recuerda en años y Allegri sacó provecho de esa falta
de fluidez. Ahora todos los que daban por cerrada la eliminatoria recuerdan la
final de Atenas donde el rossonero hundió al “Dream Team” de Cruyff. ¿Será esta
la debacle del proyecto Vilanova? Solo hay algo claro, nunca se debe dar por
muerto a un club con tantos espíritus a cuesta (Van Basten, Gullit, Baressi,
Maldini, Nesta, Albertini, Donadoni, Gattuso, Shevchenko, Inzaghi), menos si es
el segundo más grande y le llaman “Il Diávolo” en toda Europa.
En el útimo choque
de los octavos el Schalke 04 alemán salió con ventaja de su visita al infierno
de Attaturk en Estambul tras empatar a un gol con el Galatasaray turco. El Gala
se adelantó en una exquisita jugada individual de Bulut y ya en la segunda
parte un contragolpe de Farfán sirvió el empate a Jones. El once de Drogba y
Sneijder debe visitar ahora Gelsenkirchen para lograr el pase a cuartos.
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