Por: Carlos Durán de la Cruz
Yumilka juega actualmente en un club ruso |
Movimientos tectónicos en el béisbol como la finalizada Serie del Caribe 2013 y el próximo Clásico
Mundial de las bolas y los strikes, han ocasionado réplicas de diversas
procedencias y fines. Una de ellas ha
sido la especulación del gran esplendor del team
Cuba si contara con sus estrellas profesionalizadas en el exterior.
Ante tal fenómeno e inspirado
por un comentario realizado por determinado lector de “Epicentro Deportivo”, me
lanzo a la web como se lanza un clavadista al tanque acuático, con seguridad,
pero con la dolorosa posibilidad de fallar y de ser blanco de comentarios de
subjetivos jueces.
No me concentraré solo en el
chance de contar con los peloteros que han abandonado al béisbol de Cuba, voy a
la raíz; mi bola pica y se extiende a todo el mundillo deportivo. Lo del
Clásico es más complicado pues sobre él flota la bandera de la política,
acentuado por ser el béisbol otro tema político en este, mi país.
Mis palabras van dirigidas a
tratar lo más sencillo de un laberíntico y minado tema: la posibilidad del profesionalismo en La Mayor
de las Antillas. (Y no escribo poco, pues es imposible… pero tampoco lo
necesario).
De rojo y de negro, como la
legendaria novela, hay en el mapa. Sin mirar fuera de nuestras fronteras
encontramos polos opuestos en este panorama
y no me refiero a la mil veces recurrida idea de que muchos deportistas
cubanos son profesionales, sino al profesionalismo como concepto
económico-deportivo.
En los tiempos modernos la idea
de insertar en Cuba este fenómeno constituye una utopía, pero sí es realidad
cuando determinados atletas cubanos compiten en el exterior. Ese es un camino
que se debe aprovechar y que no restaría mérito al deporte cubano en su base
popular, su objetivo social y de derecho para todos.
Voy al pollo del arroz con
pollo, los principales deportistas en disciplinas como el atletismo y el
ajedrez, por citar los principales ejemplos, fungen hoy como atletas
profesionales. Lo son pues compiten en eventos internacionales con premios
económicos aunque el aparato profesional y diplomático detrás de ellos aún no
posea las características del resto del mundo.
Que no todo el monto lo cobren
los atletas es otro fenómeno, pues sin ánimo de cotorrear, la inversión para la formación de atletas en Cuba es
grande y debe existir una retroalimentación, aunque no digo que este punto se
maneje de manera perfecta en la actualidad.
Mucha lasca da ese queso pero
aterrizo de nuevo. Si determinados nombres en Cuba actúan como profesionales
¿Por qué no abrir, poco a poco esa puerta, según convenga a todos?
Ya mencioné que la inversión
del gobierno cubano en la formación
deportiva es amplia ¿Y acaso no es el profesionalismo un modo económico de
recuperar, invertir y desarrollar?
Ah, lo que la fórmula, a mi
entender, debe ser distinta y no copiada de geografía alguna; adaptada a los
intereses cubanos, a los calendarios competitivos… Incluso ni los diversos
deportes tienen razón para semejarse en el modo de hacerlo…
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