Por Alfredo García Pimentel
Alguna
vez, alguien me dijo que la vida no entiende de empates: o bien se gana… o bien
se pierde. En otra ocasión, aprendí que a todos los lugares se va con 2
jabitas: la de perder y la de ganar.
Ambos
refranes, veraces y didácticos, pueden aplicarse a muchos aspectos de la vida…
y, claro, también al deporte. Pero lo importante, creo yo, no está en el mero
hecho de vencer o salir derrotado, sino en los sentimientos que llenan a los
protagonistas, esos que, atletas o aficionados, gozan o sufren con el resultado
final.
En
la pelota dicen que nunca un equipo es tan bueno como cuando gana, ni tan malo
como cuando pierde. A esa afirmación le hemos dado vida nosotros, los
aficionados, por los halagos o las críticas que dedicamos a nuestro conjunto
preferido en consecuencia con su desempeño.