Por:
Alfredo García Pimentel
Con nueva
estructura y resultados a ritmo de dos partidos por semana, el Campeonato Nacional
del Fútbol cubano continúa, no obstante, apegado viejas y desagradables
tradiciones. A pesar de lo noble que puedan ser los propósitos de la estrenada
dirección de la disciplina en el país para la versión 98 de la competición más
añeja de Cuba, el 2013 trae para el balompié nacional más de lo mismo.
Si la
primera fecha del Campeonato nos dejó muchos goles y una sensación de paridad
entre sus competidores (5 igualdades); la segunda, con apenas un empate, fue
todo lo contrario. ¿Hubo goles? Sí, 16 en los 6 cotejos efectuados. ¿Buen fútbol?
Eso solo lo saben los que asistieron a las canchas. ¿Problemas? Seguro…
conocidos, prevenibles, pero como ya dije, tradicionales en nuestro balompié.
Este
miércoles, durante la segunda jornada de la fase de Apertura, o de grupos, o
clasificatoria, como quiera usted llamarle, dos partidos terminaron antes de
empezar, por problemas con el transporte. Irónico, porque una de las supuestas
fortalezas del nuevo sistema competitivo es, precisamente, la erradicación de
estos problemas.
Dígame si
no le resulta familiar: Granma y Cienfuegos ganaron sus partidos sin jugar. A
la cancha granéense nunca llegó Santiago de Cuba, su rival de turno… y en otro
lugar, con los equipos de Matanzas y Cienfuegos sobre el terreno, jamás llegó
el ómnibus… con los árbitros.
Parece
mentira, realmente, pero confirma que el fútbol cubano también tropieza con la
misma piedra.
La nueva
estructura prometía solventar estas problemáticas. La agrupación por cercanía
geográfica tiene como objetivo, sobre todo, abaratar los costos de transportación
y asegurarla, evitando por ahora los largos traslados.
Pero el
transporte es solo la punta del iceberg. La mala calidad de las canchas, la
ausencia de buenos graderíos en los estadios, la inestabilidad de la presencia
de policías en los partidos, entre otros, constituyen asignaturas pendientes de
nuestro fútbol, problemas inherentes a él que, sin embargo, los ha aupado
peligrosamente.
Recuerde
que la valía de nuestro balompié y la propia celebración de sus partidos
dependen también de estos elementos. El fútbol cubano, que no es muy bueno de
por sí, se pone peor gracias a que no sabemos organizarlo.
Por
ahora, mucho trabajo le esperada a la flamante dirección del más universal en
Cuba para limar tales asperezas. Cienfuegos, La Habana, Sancti Spiritus,
Camagüey, Granma y Guantánamo van delante en esta 98va edición de un Campeonato
Nacional que, al menos a mí, me deja más de lo mismo.
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