martes, 5 de febrero de 2013

Béisbol: La 52 y Villa Clara


Yasmany Hernández Romero

Por: Daniel Guemechu

Sí, ya se terminó la primera fase de la 52 Serie Nacional de Béisbol. Lo que para muchos constituía, a primera vista un parto prematuro, o un hijo mal nacido predestinado a fallecer, llegó contra no pocos obstáculos a su punto medio. Y es que las dificultades e incógnitas presentes desde la voz de Play Ball, se sucedieron a lo largo de esta fase del campeonato, aunque es justo decir que el trabajo de muchas personas no fue pequeño en pos de perfeccionar el mayor espectáculo cultural de la Isla.

La reducción del calendario a 45 juegos para todos los conjuntos, lo cual provocó una agenda agotadora e injusta, tanto para espectadores como para atletas; la exigida exclusión de un elenco, en este caso Metropolitanos; el regreso al box de 12 pulgadas; la reducción de lanzamientos para los pitchers abridores; el polémico horario de los juegos; y el aun no consumado pero muy esperado momento de los “refuerzos”, fueron algunas de las particularidades de esta primera mitad.


A todo esto, sumémosle el para muchos, inexplicable descanso de las acciones para la participación del elenco nacional en el III Clásico Mundial. Y subrayo inexplicable, porque esta no puede ser una técnica que se repita cada 4 años, pues provocará las interminables discusiones sobre la conformación del elenco, además de lacerar la preparación de los atletas no asistentes al máximo evento. Estos participarán en un “misterioso” torneo de Desarrollo, en mi opinión innecesario, lo cual pone en tela de juicio la decisión adoptada por la Comisión Nacional luego de las reuniones con las autoridades deportivas en cada territorio.

Pero no todo fue oscuridad: la enconada lucha hasta el último momento para clasificarse a la etapa posterior; la excelente actuación de equipos “eléctricos”; la encomiable labor de decoración de los estadios y el estupendo liderazgo de algunos atletas capaces de halar a sus elencos, fueron los más excelsos detalles de la 52.

Sancti Spíritus, Cienfuegos, Industriales, Matanzas, La Isla, Villa Clara, Ciego de Ávila y Pinar del Río se llevaron “el gato al agua”, mientras Las Tunas, Granma, Guantánamo, Holguín, Camagüey, Santiago de Cuba, Mayabeque y Artemisa esperan la migración de sus mejores exponentes a los equipos cimeros y se enfrentarán presumiblemente antes de la 2da etapa a un “Pasaje a lo Desconocido”.    

Sobre la clasificación del equipo villaclareño la historia es conocida: aunque los pupilos de la hasta ahora desengrasada Maquinaria Naranja, cuentan con todos los atributos hace varias campañas, para proclamarse reyes absolutos de este deporte en el verde caimán, aun existen fisuras que impiden el cumplimiento de este ya obsesivo deseo.

Contar con el –para muchos, y me incluyo- más completo cuerpo de serpentineros de la Isla, a tenor de la mezcla de experiencia y juventud, así como de un trabajo responsable de los entrenadores de esta área y disponer de un escudo defensivo aceptable, con una fisura seria en el campo corto; convierten a nuestro equipo en un rival de consideración aspirante a la cima del torneo, aunque (y esta es el área más débil), sin bateo no se puede ganar. Casi nunca.

Por vez primera en muchos años tuve la extraña sensación de no verme involucrado en las porfías del próximo período con mis amigos industrialistas, pinareños, avileños, espirituanos y cienfuegueros. Pero Villa Clara, aunque un poco desteñido, sigue siendo un equipo con tradicional asistencia a segundas partes, y ya aseguró mantener una historia que se repite cual verdad enardecida, sobre la ciudad que orgullosamente lleva como seudónimo el color que lo identifica, sede de uno de los Grandes de la Pelota Cubana.    


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