Por: Andy Luis Leal Cerdá
Entre estos
“clásicos” tormentos a los que asistimos día a día en la Cuba beisbolera de hoy con el
show mediático Víctor Mesa - Ariel Pestano aparecía un nuevo duelo antagónico
en la pantalla del televisor (aunque a ciencia cierta ni sabíamos a que
canal acudir): F.C.Barcelona vs. Real
Madrid, Messi vs. CR7.
Pero no fue
necesario que Cristiano ni Messi se apoderasen de la escena como en otros
Clásicos. El Bernabéu asistió a un partidazo en la ida de las semifinales de la Copa del Rey, que deja
abierta una vuelta morbosa en el Camp Nou.
Real Madrid y
Barça, el mayor espectáculo del mundo. Nada de circo, mucho de fútbol en
plenitud. Calidad, intensidad, desmarques eléctricos, contraataques de manual,
deslizamientos con el balón pegado a la bota (Özil e Iniesta), cracks mermados
por su físico pero dando la cara hasta el final (Cristiano y Messi), goles de
picardía (Cesc) y goles de cabeza de la escuela de Pirri (Varane), porteros tan
meritorios que apenas se habló de los titulares (Diego López y Pinto) y, por
encima de todos, una afición ejemplar que nos recordó al Bernabéu mítico de las
grandes noches europeas por mucho que ahora se quejen Piqué y Alves.
Rafael Varane
se convirtió en el héroe del encuentro, con sólo 19 años. Firmó el mejor
partido de su vida, tapando con toda su energía a Messi, dando una lección como
central rápido, limpio, y marcando el gol del empate que deja vivo al Madrid
para el partido de vuelta.
Era un partido
para valientes y Varane sacó pecho. Desde el comienzo se le vio agrandado. Tuvo
la intuición suficiente para salvar un gol en la misma raya, para ganar a Messi
en cada carrera y para dar confianza a su portero.
Mientras el
Barcelona buscaba a Iniesta para que éste encontrara a Messi, el Real Madrid se
encomendó a Ozil. Con un toque se deshizo de tres
y cuatro rivales, algunos controles fueron para enmarcar como el que hizo de
taco que le da la vuelta al mundo en estos momentos en Youtube, se ofreció al que más lo necesitaba, todo lo que hizo lo
hizo bien. Y sin balón, mordió, apretó y buscó recuperarlo.
El Barça ayudó
a que Özil creciera. Bajo la dirección de Tito Vilanova se ha convertido en un
equipo con menos control. El alemán entendió que podía ser su partido, incluso
cuando se trasladó a la banda con la aparición de Modric para desbordar a Jordi
Alba, ahí estaba el hueco en la defensa azulgrana, y desde ahí asistió para el
tanto de Varane.
Vivimos un real
homenaje al fútbol. Sólo falló la puntería. Debieron acabar 3-3 o 4-4. Qué
rabia que se haya acabado el partido. No quería despegarme del televisor pero
la transmisión del Canal Habana y su “dandy” Héctor Villar me recordaron la
cruel realidad. ¡Que lejos estamos del nivel periodístico de la transmisión
original!
En el futuro espero
que haya más información por parte de nuestra programación para que así jóvenes
universitarios, entre muchos otros, no tengan que pagar en CUC para ver en un
hotel lo que transmiten por la TV
pública. ¡Vuelve el viejo problema de la desinformación!
Luego del
ligero latigazo, manos al teclado y… siempre vale la pena presenciar este
clásico. ¿Por qué no vemos partidos así toda la vida? Concluyó “The Sun”, es el
fútbol más hermoso del mundo publicó “As”, “Marca.com” lo llamó: “Colosal”. Y
yo lo considero el verdadero clásico.
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