Por: Carlos Durán de la Cruz
Yosvany Peraza |
“Excepto porque siempre ocupa un
lugar en la alineación de cualquier equipo, el bateador designado ya no suscita
la atención y espectáculo para el que fue introducido en la pelota cubana.” Así
iniciaba un artículo el periodista cubano Rafael Arzuaga, a finales del año
2012 en el sitio digital Cubadebate.
Con la agudeza más fina, este
colega, con quien nunca he cruzado palabra alguna, presionaba una de las tantas
pequeñas llagas del béisbol en la
Mayor de las Antillas actualmente. Uno de esos detalles de
los cuales en ocasiones debatimos, sobre
casos específicos, sin abrir el diapasón para analizarlo como fenómeno general.
Apoyo tal afirmación de deterioro
en funciones del designado, o en relevancia, desde el punto de vista de la
conformación de los equipos. Cierto es que no todos los conjuntos enrolados
(16) en la 52 Serie Nacional, presentan el mismo panorama.
Para seguirle la rima a Arzuaga,
tomaré como base, los números por él brindados y agregaré un pequeño bosquejo
de lo sucedido en torno a este “punto” durante las últimas subseries, los
enfrentamientos transcurridos entre el 25 y el 27 de enero. Este no constituye
un lapso de tiempo lo suficientemente extenso para utilizarlo como situación científica,
pero es una muestra “actualizada” del objeto en análisis.
Al inicio del presente
campeonato, después de las tres primeras subseries, hasta 44 bateadores se
enfundaron la casaca del designado, con un pobre bateo combinado de .245 (89
hits en 363 veces al bate), un jonrón, 16 dobles, 4 triples, 25 impulsadas, 37
anotadas, 58 ponches y 44 boletos. Una muestra evidente de escasa ofensiva.
Y aunque la debilidad con el
madero resalta, no es la única mancha detectada. No son pocos los elencos que aún no definen (en ocasiones por que no
pueden) estabilizar hombres con resultados en el rol designado.
En el fin de semana recién
finalizado actuaron al menos 38 bateadores en este papel protagónico en las
diferentes películas beisboleras desarrolladas. Y reitero el al menos, pues las estadísticas
individuales las tomé del sitio beisbolencuba.com
el cual no dejaba claro el papel desarrollado por algunos bateadores emergentes
en determinados partidos.
Desgloso ahora la situación caso
a caso entre el viernes 25 y el domingo 27:
Santiago de Cuba: Alexys Durruthy como principal pero también
compareció Joaquín Carbonell.
Pinar del Río Yosvany
Peraza, uno de los hombres más establecidos como designado en el país, y en una
ocasión concurrió al área de bateo Luis Pablo Acosta.
Camagüey: Sorteó entre Daniel Carbonell y
Osmel Águila.
Industriales: Utilizó la
combinación Serguey Pérez- Eliut Torres.
Mayabeque: Solo a Ernesto
Molinet.
Matanzas: Ariel Sánchez
como principal, Demis Váldez y Yasiel Santoya.
Isla de la Juventud: Con igual protagonismo lo hicieron Jander Santamaría, Alejandro Ortíz
y Rodmy Proenza.
Cienfuegos: Osvaldo Arias y Adir Ferrán,
dos que comparten casi a tiempo completo la función.
Sancti Spíritus: Frederich Cepeda (quien
asume el papel en el team Cuba) y Eriel Sánchez.
Granma: Asistieron como designados
Yordanys Samón y Ramón Tamayo.
Guantánamo: Vismay Santos,
Giorvis Duvergel y Yoelkis Baro en una
ocasión.
Artemisa: Michel Rodríguez de forma estable y Yoan Sánchez en una ocasión.
Ciego de Ávila: Isaac Martínez como regular y
Osvaldo Vázquez en una ocasión.
Las Tunas: Asumieron el rol en juegos completos Jorge Jhonson y Yordanys Scull.
Los casos de Holguín y Villa
Clara fueron los más extremos al enrolar cuatro hombres en tal función. El
caso de la tropa naranja con mayor acento pues solo concretó dos juegos, además
los villaclareños han arrastrado la irregularidad durante toda la 52 Serie
Nacional y no solo en el objeto específico de análisis.
Si todavía no le dicen mucho
“esta pila de números”, como se dice en las calles de nuestra Cuba. Sí entenderá
rápido el resultado de este logaritmo cuando observe la cantidad de hombres que
han asumido esta responsabilidad netamente ofensiva en las últimas contiendas
nacionales. Un pequeño detalle para reafirmar.
Según mostraba Arzuaga en su artículo, durante la Serie 47 fueron 174 los jugadores
que bajo las iniciales BD quedaron
registrados. Y el resto del último lustro no hizo nada más que agudizarse el
panorama, en la 48 edición de la mayor fiesta del béisbol en Cuba actuaron como
designados 211 hombres, fueron 159 en la siguiente, hasta 173 lo hicieron
durante la Serie
de Oro y, en la pasada temporada, la 51, se llegó a 195 actores de tal rol.
“Como puede suponerse, tamaño desfile no aporta
los estándares de rendimiento exigidos, y técnicos y aficionados han quedado
decepcionados por igual en los más de los juegos.” Así refería Rafael Arzuaga
y, palabras más, palabras menos, esa también es mi sentencia.
Años atrás, los bateadores
designados eran sinónimos de poderosa o versátil ofensiva, de ser sluggers,
impulsadores, o verdaderos genios para llegar a las bases por cualquiera de las
vías que el béisbol permite.
En el caso del recién finalizado
fin de semana, entre todos los que concurrieron como designados al home, acumularon
160 comparecencias oficiales conectando 53 jits para average global de 331.
Para redondear cifras, el
conjunto solo sacó de los estadios a 6 pelotas, a uno por cada “casi” tres
juegos completos. Además de los jonrones, solo se pegaron con el madero 8
extrabases… (¿Flojos los números verdad?)
A primera vista podemos suponer
que los designados en Cuba son “buenísimos”, pero no. Siempre resaltan
individualidades, como en el caso de las últimas subseries en la cual Peraza bateó
de 11-6. En contraste, ni los cuatro designados de Villa Clara, ni los cuatro
de Holguín conectaron un solo indiscutible, y los de Industriales uno solo.
Y hasta aquí los números… (el
resto del análisis lo concluye usted, para mí es evidente).
Esperemos, (pues no ejecutamos
otra cosa que criterios), el trabajo consciente, tanto de directores,
entrenadores y fundamentalmente de los atletas del “banco”, en pos de la
solidez de los bateadores designados como bujías en las maquinarias del béisbol
de este país y para fortalecer ese ingrediente imprescindible de la pasión de
todos los cubanos.
¡Arriba, leña y petróleo al
fuego!
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