Por: Carlos
Durán de la Cruz
Regreso como el cántaro a la fuente y como un
enamorado despechado a pensar en su perdida relación. Sí, heme aquí de nuevo
ante mi martirio deportivo, la trillada pero aún infiel y torturante estructura
de la 52 Serie Nacional de Béisbol.
Este 15 de febrero llega la “segunda división”,
fenómeno que ha azotado las neuronas de cuantos sientan por el béisbol de Cuba.
Aquí va mi llanto…
Luego de los cuarenta y cinco juegos previstos en la primera etapa de la SNB, se esperaban, (pues se
anunciaron), dos torneos paralelos: la segunda etapa del torneo con los ocho
primeros equipos y la reclamada Liga de Desarrollo en la cual participarían los
ocho elencos no clasificados a la segunda instancia y una representación de
peloteros jóvenes representando a cada una de las provincias clasificadas.
Esa era la película anunciada pero cambiaron la
tanda (al parecer la
Comisión Nacional es psicodélica). Este viernes quince,
inicia el último engendro del béisbol cubano, la celebración de la segunda
división con exclusividad para los no clasificados, adiós a los demás, a los jóvenes
necesitados del verdadero desarrollo.
Todo fluirá ahora en un calendario de 21 juegos
clasificatorios que concluirá con un aspecto desconcertante como los play off
para definir el 9º lugar. En mi criterio será un paseo para los implicados,
quienes no jugarán a uniforme sucio a no ser que tengan posibilidades de
incluirse en la preselección nacional y de esos no quedan pues son refuerzos en
el engendro de arriba. Adiós a la lógica.
Un colega de
este blog sentenciaba: “Pareciera que hablo sobre fútbol cuando menciono
“segunda división” pero no es así, me refiero a la pasión de todos los cubanos,
al béisbol.” Y es cierto que hay falta
de recursos, pero ¿dónde está la fórmula que lleve a la evolución sin dar
relevancia a tal “pero”?
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