Por: Alfredo García Pimentel
Su andar por los velódromos del mundo es impecable. Su
gracia sobre las bielas no tiene parangón en el continente y sus resultados
competitivos hacen de ella una extraclase del ciclismo cubano. Con apenas 25
años, esta matancera acaba de convertirse en la única penalista panamericana en
acumular 19 títulos en competencias continentales y, por ello, le debíamos un
comentario.
Ella, que por su talento y coraje ha merecido varias
becas de la Unión Ciclística
Internacional (UCI), cambia ahora su nombre y suma a él velocidad, estamina y
depurada técnica en los sprints: ella es, para siempre, Lisssssssssssandra.
Desde bien jovencita, Lisandra Guerra Rodríguez es
noticia en el mundo del ciclismo. Siendo juvenil, ya trepó el podio
panamericano y mundial en varias ocasiones y demostró temple para convertirse
en una estrella de la velocidad sobre pedales.
Sus piernas muestran gran capacidad de reacción en tramos
cortos, por lo que el keirin, los 500 metros contra reloj y la prueba de
velocidad individual son sus mejores eventos. Precisamente en esas tres
modalidades acaba de sumar 3 títulos continentales, algunas de ellas con récord
incluido, para llegar a casi una veintena de coronas panamericanas. Pero este
ascenso vertiginoso hasta la cúspide del deporte tiene sus antecedentes.
Desde el 2005 hasta la fecha, la UCI le contabiliza a Lisandra
unos 40 podios en el máximo nivel del ciclismo mundial. De ellos, 18 son
primeros lugares.
Si tomamos como punto de partida su medalla de oro en la
velocidad durante los Juegos panamericanos de Guadalajara, en 2011, la
matancera ha estado 12 veces entre las tres primeras y ha ganado 8 eventos. Más
loable aún su labor, cuando esas victorias llegaron en la prueba de sprint,
donde su técnica y concentración influyen mucho en el resultado. A eso súmele
que compite contra penalistas de Colombia, Venezuela, Estados Unidos y Canadá,
naciones de mucha más tradición ciclística que Cuba.
Sin embargo, Lisandra se debe, a sí misma y a su pueblo,
medallas en escenarios más exigentes, como los Campeonatos Mundiales y
Olímpicos. Allí, aunque ha llegado lejos, nunca ha podido hacerse justicia ante
ciclistas de potencias como Gran Bretaña, Holanda, Rusia, Australia y Alemania.
De todas maneras, Lisandra Guerra Rodríguez ya ganó un
escaño en el Olimpo del ciclismo nacional. No solo porque posee varias
plusmarcas, sino porque da batalla a la hora buena y no se conforma con menos
que la victoria. Por eso, ya era hora de dedicarle un espacio en Epicentro
Deportivo, porque ella, a velocidad pura, ha pasado por nuestro lado y cual
saeta, ha cambiado mentes incrédulas y hasta su nombre. Ahora tiene uno más
rápido: Lissssssssssssandra.
Lisandra, nombre que representa a la mujer, y la voluntad de la cubana.
ResponderEliminarGracias Alfredo por este comentario bien merececido a esta muchacha, su figura merece ser resaltada.