Por:
Alfredo García Pimentel
Gran polémica
ha suscitado en toda Cuba la confirmación de lo que era, desde hace rato, un
secreto a voces: Dayron Robles no estará más en el equipo nacional de
Atletismo.
Luego de las lesiones, los tropiezos y las descalificaciones… y hasta de los escándalos extradeportivos que causaron el agarrón a Liu Xiang en el Mundial de Taegu y el abandono en la final olímpica de Londres, era como la crónica de un retiro anunciado.
El
guantanamero llegó a ser invencible y, de hecho, venció en más de 15 carreras
consecutivas en el primer nivel, incluyendo mítines de la Liga de Oro y del Diamante,
reuniones atléticas, mundiales y Olimpiadas.
Los buenos
tiempos: el oro bajo los 5 aros, en Beijing y el récord del mundo (12,87 seg)
en Ostrava, inflaron el ego, no solo de Dayron, sino el de todos los cubanos. El
Lord del Guaso, el Intelectual de las Pistas y otros calificativos
vanagloriaron al muchacho que, entonces, estando en la cúspide, no tuvo más
camino que el descenso.
Desde
2008, el puntal del atletismo cubano evitó abiertamente la confrontación con
sus grandes rivales… y de ahí le nacieron detractores, no de su calidad atlética,
sino de su valentía. En grandes competencias, flaqueaba… y llegaron las
decepciones.
Ciertamente,
hay que correr en sus zapatos para entender sus razones… Al muchacho, campeón
en Beijing y dueño de la segunda cota de todos los tiempo en los 110 con vallas,
no hay quien le quite lo baila´o.
A mí solo
me duele que, con 26 años, Dayron Robles prefiera vivir de glorias pasadas,
antes que irse a las pistas a reconstruir su futuro.
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