Por
Alfredo García Pimentel
Este
viernes, 6 de septiembre, se celebra el Día del Volleyball cubano. La
efeméride, que conmemora el primer oro mundial de las Morenas del Caribe,
alcanzado en Leningrado, hace 35 años.
A partir
de ese día, el deporte de la malla alta comenzó a escribir, desde Cuba, una historia
de triunfos y de gloria.
Sin
embargo, los más recientes resultados del voley cubano han mostrado una
desviación de ese camino de éxitos que se labró durante más de tres décadas.
Hoy, el presente y el futuro de nuestro “deporte de los súper reflejos” no
parece tan promisorio como antes.
Pero
antes, hagamos un poco de historia.
Las
mujeres, tejieron una época dorada que incluyó 3 títulos olímpicos, otros
tantos a nivel planetario, 4 oros en Copas del Mundo, 2 en Grand Prix y 8 en
Juegos Panamericanos, entre otros sonados éxitos.
Los
hombres, con menos palmarés, consiguieron en estos años trepar 9 veces al podio
de la Liga Mundial
y alcanzar 15 primacías en el área de Norte, Centroamérica y el Caribe. Además,
presumen de un bronce olímpico y de 4 medallas en torneos del orbe.
¿Qué
pasa, entonces, con las nuevas generaciones de atletas cubanos? ¿No han bebido,
acaso, de la fuente de Eugenio George, Antonio Perdomo y Luis Felipe Calderón,
entrenadores de la época gloriosa de Las Morenas del Caribe? ¿Tal vez no han
escuchado de las hazañas de Mercedes “Mamita” Pérez, Mireya Luis, Regla Torres
o Yumilka Ruíz?
Creo que
a todas mis interrogantes hay que responder que sí, solo que no acaba de
lograrse la estabilidad en nuestras actuales selecciones nacionales.
Deserciones,
indisciplinas, lesiones y problemas personales de los atletas, provocan que
cada año Cuba asista a la alta competencia del voleyball mundial con equipos
renovados. Las escuadras criollas van a lidiar, casi siempre, con rostros
nuevos, incluso, entre los regulares.
El
fenómeno se da con más fuerza entre los hombres, aunque las féminas no escapan.
No
obstante, ya en plena competición, no se ve el ánimo de antes, o la
combatividad legendaria de los 80 y los 90. Igualmente, las figuras asentadas
no responden a la altura que se espera.
Para nada
quiero tapar el Solo con un dedo. Sé que hay otros problemas, más al interior
del deporte; sé que las condiciones de entrenamiento no son óptimas, que el
dinero sigue siendo y será una motivación muy fuerte. Sin embargo, no puedo
dejar de soñar con el regreso de Cuba a la élite del Volley.
Ahora,
los lugares 5 en el masculino y 13 entre las féminas me suenan raros para la
mayor isla del Caribe en el ranking mundial. Tratar de mejorarlos es, no lo
dudo, el principal dolor de cabeza de técnicos y jugadores.
A 35 años
del primer gran triunfo de Cuba en el deporte de la malla alta, los que amamos
al volley nacional también queremos volver a gritar, volver a impacientarnos,
volver a vencer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario