miércoles, 27 de febrero de 2013

“Cuba y el camino del béisbol”



Por: Carlos Durán de la Cruz

Hace unos días comentaba acerca de la necesidad y posibilidad de que Cuba abra sus puertas al mundo del deporte profesionalizado. De la finalidad de aquellas palabras excluí al béisbol, pues posee muchas más complejidades que las demás disciplinas. Ahora reflejo algunos de mis criterios en torno al tema tras la petición de un lector de “Epicentro Deportivo”.

Decenas y decenas de peloteros cubanos han abandonado en los últimos veinte años  el formato nacional aspirando llegar a las Grandes Ligas de los Estados Unidos. Distintas vías han utilizado para tal propósito y aunque algunos no han alcanzado tal nivel se han desarrollado en categorías inferiores e incluso en ligas fuera de Norteamérica.


Dos excusas envuelven tal flujo de deserciones: la total y la parcial. La primera de ellas no es otra cosa que la solvencia económica que le saque de situaciones complicadas en sus hogares y por la ambición de saber que tienen en el extranjero un valor que, en ocasiones, pasa por alto en Cuba.

El otro elemento, el de los menos, es demostrar que tienen la calidad suficiente para insertarse en el circuito de mayor nivel beisbolero en el mundo. 
 
Este fenómeno migratorio, no cesa y cada año  aumenta la cifra. Tal situación es acentuada ahora por lo que muchos especialistas, dentro y fuera del país, denominan “un bajón en el nivel cualitativo de la pelota en Cuba”.

Durante los últimos años se ha palpado tal situación tanto en el sentido técnico-táctico como en el nivel competitivo de algunos equipos en el campeonato nacional y hasta ahí el prólogo para no entrar en un amplio análisis que ahora no viene a colación. Varios son los caminos que pueden tomarse para salir de este “bache”.

Algunos amantes de la pelota dentro y fuera de la Mayor de las Antillas reclaman la asistencia de cubanos en la MLB. Ya plasmé que el fenómeno posee más complejidad que en otros deportes al tratarse del verdadero y único espectáculo  deportivo en la nación. 

En mi modesta opinión, antes de cualquier especulación con exportar beisbolistas debe existir una evolución interna con pasos como: consolidar la base y las categorías inferiores, aumentar el nivel de entrenadores, otorgarle  mayor atractivo a la Serie Nacional. No puede faltar el hecho de buscar un mayor techo papel que pudiera asumir una serie como las Selectivas de antaño pero con neta representatividad geográfica.

Tal eslabón superior, sin refuerzos como ahora, posibilita continuidad a un mayor nivel competitivo y un arraigo  representatividad en los aficionados,  elementos fundamentales para prosperar.

Luego de estos y otros cambios, entonces puede pensarse en “el más allá”. Entiéndase por esto, y en primer lugar acceder a la Serie del Caribe y consolidar topes en el extranjero en que no solo viajen los preseleccionados nacionales sino los equipos provinciales de mayor nivel.

Estas  vías aportarían reconocimiento a todos los atletas esforzados y, de acuerdo a los términos, una ligera ganancia monetaria. Sé que no constituye una solución total, pero es un eslabón necesario.

Al ser el béisbol otro tema político en Cuba, resulta complejo el reclamo de profesionalizar. No es fácil tampoco arrancar al pueblo la oportunidad de disfrutar en vivo y en directo de muchas de sus mejores estrellas.

Pero, “yo”, voto por un sí a viajar “al más allá”. En mi visión tampoco funcionaría la opción como un proceso anárquico. Sí apoyo la idea de asegurar un campeonato cubano digno y fuerte, por tanto varias medidas pudieran tomarse.
Como ejemplo, a la japonesa, colocar un límite de edad (tal vez 25 años) y un número mínimo de Series jugadas para, solo entonces, obtener el chance de jugar “afuera”.

Claro, en el camino quedan muchos detalles que no solo dependen de Cuba. El Clásico ha demostrado que los peloteros profesionales no son personas sino objetos, pues muchos de ellos no pueden asistir por oponerse sus “dueños”. Y Cuba no puede dejar que ese fenómeno lo azote. A los eventos internacionales de la selección deben asistir los mejores jugadores.

Y eso, con bloqueo de por medio, es imposible en este instante. Eso cuando hablamos de Grandes Ligas, pues existen otros torneos en Asia y en el Caribe con los cuales Cuba puede negociar y llegar a acuerdos.

Pero este panorama es más que complejo, es laberíntico. Al final me gustan las fórmulas en que todos quedemos bien y en este mundo, incluyendo el deporte, reinan los criterios extremistas. De todos modos, por ahora es solo utopía. Esperemos pues.



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