Mientras
televisión, radio y prensa nacional se desgastan en publicitar un torneo
impublicable como es el amago de competición que veremos en el III Clásico
Mundial, nuestro país asistía a la noticia del siglo XXI en materia deportiva
ante una ignorancia casi total. ¡Cuba clasifica al Mundial de Fútbol Sub-20 de
Turquía!
Si, el mismo
torneo al cual ni Argentina, ni Brasil pudieron asistir y de cuya repercusión
se hizo eco “Epicentro Deportivo”. Ahora tenemos una oportunidad histórica ante
nuestros ojos y no somos capaces de entenderla, ni disfrutarla. Aunque los
medios nacionales no lo crean, en Zulueta (capital del fútbol cubano) y en
miles de casas en cualquier rinconcito de esta isla se esperaba con pasión el
partido definitorio de cuartos de final del Premundial de Puebla ante Costa
Rica.
El once del
D.T. Raúl González Triana confirmó su candidatura para esta generación dorada, tras
pasearse por la fase de grupos con triunfos 2-0 y 3-0 ante Canadá y Nicaragua,
respectivamente.
Con un
prometedor arquero y una sólida defensa la gran duda sería cuanto pudiera
aguantar el equipo ante un rival superior tanto técnica como tácticamente en
cuartos de final. El rival, Costa Rica, presentaba su legión de profesionales
curtidos en la principal liga del país centroamericano y en la MLS.
Basados en el
equilibrio que ofrece A. Diz en la medular del terreno de juego, Cuba fue más y
vengó aquella eliminación de Alemania 2006 donde los ticos nos dejaron fuera
del Mundial sin ganarnos, en lo que sería el momento más grande del fútbol
cubano moderno. Hasta hoy.
Cuba tiene en
sus filas a un proyecto de crack (a nivel de área) llamado Arichel Hernández.
No en vano Ariel Álvarez D.T. del equipo Villa Clara lo hizo debutar en semifinales
de un Campeonato Nacional con tan solo 17 años como su relevo futbolístico.
Curiosamente
la última clasificación de Cuba a Copas del Mundo de la FIFA para menores de 20 años
había llegado de los botines de Ariel en su etapa de jugador.
Arichel tomó
el estandarte y lanzó al tricolor. Sus constantes incursiones por la banda
derecha crearon desconcierto en la zaga costarricense. De sus geniales botines
nació el primer gol. ¿Qué digo gol?…golazo! Combinó, desbordó y la cruzó
perfecta. Un obús imparable para el portero.
Cuba pagó caro
su inexperiencia y regaló un gol en jugada de estrategia. Y otra vez apareció
Hernández, quizás inspirado en la actuación de Cristiano unas horas antes en el
Superclásico del fútbol español, para recibir una habilitación en el punto
penal del delantero Maikel Reyes y regalarle la gloria. ¡Qué crack! Ojalá y no
lo fichen en Europa cuando vaya al Mundial. Ni a él ni al resto de esta gran
selección. O mejor que sí. Con 19 o 20 años pueden aprenderlo todo, no se
quedarán frustrados en Cuba y por fin terminarán con el falso mito de que Cuba
no da futbolistas.
Así, mientras
una diligencia triunfal de periodistas y directivos marchaba rumbo a Fukuoka
inmortalizada por el lente de Ángel Melis en el reportaje de Julia Osendi, a nadie
se le ocurrió enviar un reportero a México persiguiendo el milagro.
Lo siento por
la familia y amigos de chicos como Maykel Reyes y Arichel Hernández, pues tuvimos que ver a ambos en imágenes
pixeladas descargadas de Internet en su momento de gloria. Lamentable. Nada
empañará la hazaña y los héroes regresarán, tal vez como los protagonistas de
“The Lord of the Rings” en su regreso a la comarca, héroes anónimos, pero
héroes al fin.
Lo que tantas
generaciones soñaron, algo que no teníamos derecho a vivir, al menos en colores
(clasificación a Escocia 89´ e Italia 91´) sucedió. El himno nacional se
escuchara en una cancha mundialista. Espero que allí este una cámara.
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