Por Alfredo García Pimentel
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Bobby Salamanca |
Tenemos los cubanos una bendita habilidad para ser
ocurrentes a toda hora. En la casa, en el trabajo, en la calle y, donde nos
ocupa, en los terrenos deportivos.
Las ocurrencias que hemos tenido en los parques
beisboleros, por ejemplo, tiene la necesaria pizca de humor criollo, que las
convierte en legendarias. Entre ellas, sería injusto no mencionar la de los
sobrenombres que hemos endilgado a peloteros y equipos, nombres que se han
quedado para siempre.