viernes, 6 de septiembre de 2013

Hoy puede ser un gran día


Por Alfredo García Pimentel

Este viernes, 6 de septiembre, se celebra el Día del Volleyball cubano. La efeméride, que conmemora el primer oro mundial de las Morenas del Caribe, alcanzado en Leningrado, hace 35 años.

A partir de ese día, el deporte de la malla alta comenzó a escribir, desde Cuba, una historia de triunfos y de gloria.

Sin embargo, los más recientes resultados del voley cubano han mostrado una desviación de ese camino de éxitos que se labró durante más de tres décadas. Hoy, el presente y el futuro de nuestro “deporte de los súper reflejos” no parece tan promisorio como antes.


Pero antes, hagamos un poco de historia.

Las mujeres, tejieron una época dorada que incluyó 3 títulos olímpicos, otros tantos a nivel planetario, 4 oros en Copas del Mundo, 2 en Grand Prix y 8 en Juegos Panamericanos, entre otros sonados éxitos.

Los hombres, con menos palmarés, consiguieron en estos años trepar 9 veces al podio de la Liga Mundial y alcanzar 15 primacías en el área de Norte, Centroamérica y el Caribe. Además, presumen de un bronce olímpico y de 4 medallas en torneos del orbe.

¿Qué pasa, entonces, con las nuevas generaciones de atletas cubanos? ¿No han bebido, acaso, de la fuente de Eugenio George, Antonio Perdomo y Luis Felipe Calderón, entrenadores de la época gloriosa de Las Morenas del Caribe? ¿Tal vez no han escuchado de las hazañas de Mercedes “Mamita” Pérez, Mireya Luis, Regla Torres o Yumilka Ruíz?

Creo que a todas mis interrogantes hay que responder que sí, solo que no acaba de lograrse la estabilidad en nuestras actuales selecciones nacionales.

Deserciones, indisciplinas, lesiones y problemas personales de los atletas, provocan que cada año Cuba asista a la alta competencia del voleyball mundial con equipos renovados. Las escuadras criollas van a lidiar, casi siempre, con rostros nuevos, incluso, entre los regulares.

El fenómeno se da con más fuerza entre los hombres, aunque las féminas no escapan.

No obstante, ya en plena competición, no se ve el ánimo de antes, o la combatividad legendaria de los 80 y los 90. Igualmente, las figuras asentadas no responden a la altura que se espera.

Para nada quiero tapar el Solo con un dedo. Sé que hay otros problemas, más al interior del deporte; sé que las condiciones de entrenamiento no son óptimas, que el dinero sigue siendo y será una motivación muy fuerte. Sin embargo, no puedo dejar de soñar con el regreso de Cuba a la élite del Volley.

Ahora, los lugares 5 en el masculino y 13 entre las féminas me suenan raros para la mayor isla del Caribe en el ranking mundial. Tratar de mejorarlos es, no lo dudo, el principal dolor de cabeza de técnicos y jugadores.

A 35 años del primer gran triunfo de Cuba en el deporte de la malla alta, los que amamos al volley nacional también queremos volver a gritar, volver a impacientarnos, volver a vencer.

Hoy, como Serrat y Arjona dijeron, puede ser un gran día para empezar.

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